Nirvana, estado de gracia


Piensas que la sal está exactamente donde la dejaste el día anterior, y a eso le llamas nirvana. Nadie sabe que necesitas cepillarte el premolar más de la cuenta. Sólo tu conoces esa pequeña cicatriz en el antebrazo. Estás segura que nadie vuelve a amar como a los veinte. Y tampoco quieres probar. Definitivamente no crees ya que el amor bien entendido sea una solución a tu tristeza. Sabes perfectamente lo que es un desayuno balanceado con cereales, lácteos e infusiones, pero tú optas por fumarte un cigarro, agradeciendo a ¿Dios? Que nadie esté ahí para recordarte que te hace daño a los pulmones. Y a eso le llamas nirvana.

Caminas, y piensas, sólo, en la soledad. A menudo te hablan y estás tan absorta en tu mundo que te cuesta tener una conversación coherente. Y es muy simple, lo que tu estas pensando es mucho más interesante. Hace tiempo que ya nadie te aporta nada. O por lo menos, lo sientes así. Has decidido ya, hace mucho, que no saldrás jamás a buscar nada. Y lo mejor, lo pones en práctica. Todo llegará por añadidura, y si no es así, no será. Todos, o mejor dicho, ellos, piensan que has cerrado tus puertas, y tus ventanas. Pero tú sabes que las abres de par en par todos los días, sólo que nadie las abre por ti. Y a eso le llamas nirvana.

Vives, como un reloj que marca la hora. Todo está cronometrado. Todo está en su lugar. Todo tiene su sitio. Todo lo que no está dentro de un lugar o no cabe en una palabra simple lisa y llana pertenece al pasado. Ni siquiera tienes ya un amor platónico del que encargarte, y lo agradeces. Sacando ese lastre ahora todo es puro, la cabeza va liviana, el corazón te sonríe y lo que es mejor, ya no lloras. Parece, tal parece, que nada puede dañarte. Y si algo es capaz de dañarte será un infortunio, será el azar, será tu destino. Pero no otras manos que no sean las tuyas. Ni una palabra que no sea la tuya. Ni una marca que deje una canción escogida por otro. Y a eso le llamas nirvana.

Prefieres estar sola a dormir con un desconocido, ¿de qué serviría?, si le escupes en la cara, jamás lo tomaría como una demostración de cariño. Ya no piensas en él, y esa es para ti la prueba viviente de que todo termina. Agradeces a los dioses griegos y a los romanos, que haya terminado. Sonríes de lado, con un pequeño gesto en la comisura, y brindas por el tiempo perdido. Pero ya no intentas recuperarlo. Ahora sabes que nadie te espera en casa, ni tienes que ir acompañada al super, ni a la farmacia, nadie se preocupa por ti, nadie te recrimina por lo que eres por lo que fuiste o por lo que podrías haber sido. Nadie parece amarte, pero tampoco odiarte. Nadie está jugando a nada. Los hijos del amor están todos gordos y casados. Los pendejos no te gustan. Los peores no te quieren. Nadie te pide disculpas, nadie te pide explicaciones, nadie te pide que cambies. Nadie te elige la ropa, nadie te busca, nadie te mira, nadie te estimula, nadie te controla, nadie te excita, nada sucede.

Y todo esto es, para ti, nada mas ni nada menos, que el mismísimo nirvana.

Sólo quieres que te cante el cielo, sólo quieres que te bese el viento, sólo quieres que te susurre la luna. Sólo esperas no esperar. Sólo quieres leer tus libros preferidos, y escuchar rock duro hasta que te de sueño. Bailar tu canción preferida cuando despiertes. Soñar despierta con tus letras, tus emociones, tus cosas. Tienes un cartel en la frente que dice no molestar. Y te alegra que sea tan visible. El cuarto está ocupado. Estás tú. Y nadie más. Nadie entra. Nadie se atreve. Tampoco quieres. Tú, a esto, le llamas nirvana.

Pero tienes un problema en tu contra. Un problema grave, duradero, palpable, tangible. Un rumor, apenas, un pálpito, una premonición. Un pensamiento que tiraría al traste todos tus pensamientos y te haría limpiar el culo con el papel donde escribes: Todavía crees en el amor a primera vista. Y temes, sientes miedo, de que algún día, tus propias palabras, estallen nuevamente en tu boca.

Xime de Coster

Publicado en la antología de verano del diario periscopio
enero 2011.

2 comentarios:

J. Angel dijo...

Me ha gustado mucho... "Los hijos del amor son gordos y se han casado"... es cojonuda ésa!!!
Muy bien, Xime!!

_XdC_ dijo...

Grax nene, biquiños